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El peso feroz de la “huella global” de los humanos sobre el planeta

¿Alguna vez se detuvo a observar la enorme cantidad de material producido por humanos que lo rodea día a día desde que nació? ¿Se preguntó por el volumen que alcanzan esas montañas de automóviles, edificios, utensilios, vestimentas y millones de otros objetos?

Los científicos del Instituto Weizmann de Ciencias, de Israel, se pusieron a sacar cuentas y descubrieron que, para este 2020, la masa de todos los materiales producidos por el hombre, desde el hormigón al acero, pasando por el asfalto, llegó a igualar la masa de toda la vida en el planeta.

Según el estudio, que acaban de publicar en la revista especializada Nature, el planeta se encuentra frente a un punto de inflexión, con los seres humanos «agregando nuevos edificios, carreteras, vehículos y productos a un ritmo que se duplica cada veinte años«.

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Esta verdadera «jungla de cemento», como la describen los científicos israelíes, posiblemente será el doble de la masa de los seres vivos para el 2040.

El reporte, llevado a cabo por los investigadores Emily Elhacham y Liad Ben Uri del departamento de Ciencias Ambientales del Weizmann, que dirige el profesor Ron Milo, mostró que, a principios del siglo XX, la «masa antropogénica» producida por el hombre equivalía a solamente alrededor del 3 por ciento de la biomasa.

Milo afirmó que el estudio «proporciona una especie de ‘big picture’ o panorama general del planeta en el 2020», y que esa descripción puede «proporcionar una comprensión crucial de nuestro papel principal en la configuración de la faz de la Tierra en la actual era del Antropoceno», la era geológica en la que vivimos, marcada por la actividad humana.

«El mensaje, tanto para los responsables políticos como para el público en general, es que ya no podemos subestimar nuestro papel» en el planeta, calificándolo de «pequeño en comparación con la enorme Tierra», señaló Milo. A esta altura, alertó el profesor, «ya somos un jugador importante y creo que eso conlleva una responsabilidad compartida» frente a la evolución del planeta.

Cuando se le pregunta a los investigadores cómo hizo la humanidad para pasar de haber producido el equivalente a apenas el 3 por ciento de la biomasa al actual volumen equivalente a toda la masa de vida en el planeta, la respuesta es inquietante. Los seres humanos, señaló la universidad, no solamente cuadriplicamos nuestro número en los años intermedios a esos dos hitos, sino que «las cosas que producimos superaron con creces el crecimiento de la población».

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«Hoy, en promedio, por cada persona en el mundo se produce una cantidad de masa antropogénica mayor que su peso corporal cada semana», destacó el Weizmann.

A través de un website que crearon para difundir con gráficos los principales hallazgos del estudio, el Weizmann presentó algunas imágenes que pueden ayudar a entender mejor el problema.

Por ejemplo, la masa de la Torre Eiffel, el símbolo de la ciudad de París, equivale a más o menos al peso de los alrededor de 10.000 rinocerontes blancos que quedan en el planeta. Y la masa de la Gran Pirámide de Giza, en Egipto, es similar a la de un bosque templado del tamaño de la ciudad japonesa de Kyoto.

Para el plato final de esos ejemplos: el peso de la masa de materiales creados por el hombre en la ciudad de Nueva York equivale, afirman, al peso de todos los peces del mundo.

Entre otros elementos clave, el informe indica que la humanidad dio un gran salto a partir de la década del ’50, cuando muchos productos como el hormigón y numerosos materiales sintéticos se volvieron «ampliamente disponibles».

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A partir de lo que llama «gran aceleración» que se registró después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo vio, por ejemplo, cómo «espaciosas casas unifamiliares, carreteras y edificios de oficinas de varios pisos se extendieron por Estados Unidos, naciones de Europa y otros países».

Si bien no presenta un escenario apocalíptico ni juzga particularmente a la industria y al consumo humanos, el estudio propone prestarle atención urgente a la dinámica de los materiales producidos por los humanos -a lo que denominan «metabolismo socioeconómico», en comparación con la manera en que los materiales naturales «fluyen» en la Tierra.

En ese sentido, Milo aseveró que el estudio «muestra qué tan lejos se expandió nuestra huella global más allá de nuestra ‘talla de zapato'».

«Esperamos que una vez que todos tengamos estas cifras un tanto impactantes ante nuestros ojos, podamos, como especie, asumir la responsabilidad» correspondiente, completó.

Fuente: Perfil

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