Al menos durante la última década, mucho se ha hablado del síndrome de Burnout, una enfermedad referida al ámbito laboral que provoca detrimento en la salud física, mental y emocional.
La especialista y docente de la Anáhuac, Alejandra Apiquian Guitart, señala que el también llamado síndrome de “aniquilamiento”, de “estar quemado”, de “desmoralización”, agotamiento emocional o profesional, es cada vez más común en la sociedad.
Los síntomas pueden afectar no solo el ámbito laboral, sino también el escolar y/o cotidiano. Por ello, es importante estar alerta a las primeras señales de agotamiento mental y emocional, una de las dimensiones que alcanza el Burnout.
Señales de alerta del agotamiento mental y emocional:
- Te irritas con fácilmente
- Te sientes con desmotivación
- Tienes problemas para conciliar el sueño
- Experimentas ataques de pánico o ansiedad
- No tienes tanta paciencia
- Presentas indigestión
- Sientes nostalgia o lloras de repente sin razón alguna
- Te sientes como desapegado de la realidad
- Sientes una especie de vacío o angustia
¿En qué casos podrías ser vulnerable?
Los investigadores han detectado este síndrome, principalmente en profesiones relacionadas con el servicio y el trato social.
Algunos ejemplos podrían ser médicos, enfermeras, docentes, psicólogos, trabajadores sociales, vendedores, empleados bancarios, policías, cuidadores e incluso estudiantes universitarios de los últimos años de la carrera.
También, otra de las variables corresponde a la edad, pues los más jóvenes son quienes cuestionan su vocación, o llegan a considerar que no vale la pena. Tiende a ser más frecuente entre mujeres, porque en ellas se acentúa el agotamiento emocional; también es más común entre los solteros o quienes no tienen una pareja estable.
¿Qué hacer cuando se tienen estos síntomas?
Por supuesto lo principal es prevenirlo a través de la información, ya que en muchos casos llega al punto de parecer ser algo normal, pero más tarde genera conflictos.
Lo ideal es partir de acciones, tales como:
- Tratar de dormir por lo menos entre 7 y 8 horas diarias
- Salir a caminar diario
- Empezar a despertarse temprano
- Tratar de hacer nuevas amistades
- Hacer cosas nuevas, buscar un pasatiempo
- Empezar a hacer cosas que siempre se han querido hacer
Pero, si esto persiste, se requiere intervención individual; es decir, son necesarias estrategias cognitivo-conductuales, que permitan eliminar o mitigar las fuentes de estrés; terapia grupal, mediante el fomento de redes de apoyo social, señala la especialista Alejandra Apiquian.
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